Cuento recogido por Joan Amades
Adaptación de Francesc Boada
Versión castellana de Joles Sennell
Ilustraciones de Pep Montserrat
Editorial La Galera 1997 Barcelona
Colección Popular No.40
Un príncipe está enfermo y para curarse tiene que conseguir tres naranjas especiales. Aunque está débil decide buscar el remedio y para eso se enfrenta a varios peligros.
Encontré aquí la versión catalana del cuento del Amor de las tres Naranjas, también llamado Las Tres naranjas de la vida, recopilado por Joan Amades en su libro Folklore de Catalunya rondallística de 1974.
El amor de las tres naranjas
"Érase una vez
un rey y una reina que deseaban tener un hijo. Prometieron que darían a todos
los pobres un saco de harina, una aceitera llena y una ollita de miel. Hecha
esta promesa, el niño nació, y todos los pobres tuvieron su comida. Cuando el
niño tenía siete años llegó una viejita al castillo diciendo que no se había
enterado de la promesa hasta entonces y que venía a buscar la harina, el aceite
y la miel.
Se los dieron, pero el joven príncipe jugando le rompió la aceitera y la ollita
a la vieja, que le dijo que no encontraría la felicidad hasta que no buscara el
amor de las tres naranjas.
Cuando Bernat cumplió dieciséis años cayó enfermo y decidió marchar a la
búsqueda del amor de las tres naranjas. Nadie sabía cuál era este amor, y por
el camino encontró una viejita que le pidió comida, él le dió y a cambio la
vieja le dijo dónde podía encontrar el amor.
Debería cruzar un campo lleno de hormigas carnívoras, un campo de animales
feroces y un campo con una serpiente de siete cabezas. Dió de comer a todas las
bestias y lo dejaron pasar.
Después hallaría a un jardín con un naranjo mágico con tres naranjas, custodiado
por tres gigantes dormilones a los que debería cuidarse de no despertar. Debía
tomar las naranjas y huir.
La vieja le dió un ovillo de lana amarilla, uno de lana verde y uno de lana
roja; y el joven marchó a la búsqueda del amor de las tres naranjas.
Al llegar al naranjo y tomar las tres narnajas los gigantes despertaron y lo
siguieron, para escapar, Bernat lanzó el ovillo amarillo que se tranformó en un
matorral llano de espinas. Después lanzó el verde que se convirtió en una barda
llena de zarzas y lianas. Y finalmente lanzó el ovillo rojo que se tranformó em
un brasero.
Ya no lo pudieron seguir y huyó, de tanto correr le dió sed y decidió abrir una
naranja de la que surgió una hermosa doncella tan sedienta que se convirtió en
humo al no poder beber agua. Lo mismo pasó con la segunda, pero no con la
tercera, ya que Bernat abrió la naranja cuando estuvo cerca de un pozo, y pudo
darle agua.
Se enamoraron y se prometieron, el muchacho quiso ir al palacio para traerle
una carroza de diamantes que llevara a la delicada doncella, y la dejó
esperando al lado del pozo. Apareció una criada malcarada que al oirlo todo
clavó a la muchacha una aguja en la nuca, le robó el vestido y la arrojó al
pozo, donde se convirtió en un pececillo. Se hizo pasar por la hermosa doncella
e intentó pescar al pececillo para matarlo; y cuando llegó Bernat se la llevó
al palacio y se casaron.
La criada ordenó que pescaran al pececillo y lo cocinaran, pero de una de las
espinas surgió una mariposa blanca que se posó en el dedo de Bernat y él vió
que tenía una aguja muy pequeña clavada en el cuello, se la arrancó y se
transformó en la hermosa doncella. La criada sufrió un ataque y murió. El
príncipe y la hermosa doncella fueron felices por siempre jamás.”